El zafiro se usa en la producción de sustratos para la tecnología LED, la industria relojera y del vidrio. El material se crea mediante diversos procesos para el crecimiento de monocristal. El cristal de zafiro Al2O3 se funde en crisoles de molibdeno o tungsteno. Son recipientes perfectos para la fundición y la solidificación de monocristales. Además, nuestros crisoles se usan para fundir o vaporizar muchos otros tipos de materiales en procesos de alta temperatura.
Elevada pureza del material
Sin contaminación
Grosor uniforme de la pared
y estabilidad optimizada
Gran resistencia
a la corrosión
Alta calidad de superficie
Los crisoles conformados de molibdeno y tungsteno destacan en el denominado proceso HEM (del inglés Heat Exchanger Method; método de intercambio de calor). Son recipientes perfectos para la fundición y la solidificación de monocristales. Nuestros crisoles conformados de molibdeno y tungsteno tienen paredes particularmente delgadas, junto con una excelente resistencia a la fluencia. La extraordinaria pureza de nuestro material evita cualquier contaminación del monocristal. Por ello, resiste incluso las más corrosivas masas de zafiro fundido.
Nuestros crisoles prensados-sinterizados destacan sobre todo en el proceso Kyropoulos. Se calientan repetidamente a más de 2000 °C para después volver a enfriarse.
Si la superficie del crisol es demasiado rugosa, el zafiro no se puede desprender (o solamente en parte) de la pared del crisol, lo cual produce grietas y defectos en el cristal. Y esto no es todo: el crisol también sufre daños en el proceso y necesita ser repasado o sustituido antes de lo previsto.
Nuestros crisoles prensados y sinterizados de tungsteno tienen una rugosidad de superficie de menos de 0,8 µm. El cristal de zafiro se puede extraer del crisol sin dificultad y sin dañar la superficie del mismo. Esto implica, para los fabricantes de zafiros, que se reduce el repaso complejo y caro de la superficie del crisol. Los ciclos se desarrollan sin problemas y se consiguen lingotes de alta calidad. Además, la superficie lisa es menos susceptible a la corrosión causada por el agresivo zafiro fundido. Esto alarga la vida útil de los crisoles de tungsteno reutilizables. También suministramos crisoles de molibdeno con superficie ultralisa.
Con nuestra larga experiencia en el campo de la pulvimetalurgia producimos crisoles con una densidad y pureza especiales. Llenando correctamente el molde utilizado para el crisol y controlando cuidadosamente la distribución de temperatura durante la sinterización conseguimos unos grosores uniformes de la pared y la base. Esta uniformidad en el grosor es un requisito importante para alcanzar el alto nivel de resistencia a la fluencia que caracteriza a nuestros crisoles.
Los mayores fabricantes y numerosos clientes particulares de todo el mundo utilizan nuestros crisoles.
Producimos la materia prima para nuestros crisoles en nuestra máquina de laminación en caliente para metales refractarios. Allí fabricamos las chapas de molibdeno y de tungsteno más grandes del mundo que nos permitirán, en el futuro, producir tamaños mayores.
Producimos una gran cantidad de crisoles conformados de molibdeno y tungsteno que podemos suministrar en todas las dimensiones usuales. Desde las dimensiones de laboratorio (diámetros de 10 mm y altura de 5 mm) hasta medidas industriales (diámetros de 600 mm y altura de 800 mm). También es posible producir crisoles con mayores diámetros, reduciendo no obstante la altura de las paredes laterales.
Suministramos nuestros crisoles prensados-sinterizados con un diámetro de hasta 1000 mm y una altura de hasta 900 mm.
Nuestros productos de molibdeno, tungsteno, tántalo y niobio resisten las más altas temperaturas ya sea en hornos de recocido o procesos de soldadura, instalaciones de recubrimiento, de sinterización 3D, hornos MIM, hornos de sinterización, procesos HIP o crecimiento de monocristales.
¿Su producto no se encuentra todavía en la lista? Póngase en contacto con nosotros y con mucho gusto encontraremos una solución a medida para usted.